En el otoño de 1904 Rusia y Japón estaban en plena guerra, por esas fechas el Zar Nicolás II decidió enviar su flota del Báltico hacia Asia. Para ello los barcos rusos se embarcaban en un periplo naval de 18000 millas (aprox. 33000Km), un viajecito que les suponía bordear el Cabo de Buena Esperanza, es decir, medio mundo.
Para esta misión el Zar eligió personalmente al Almirante Zinovy Rozhestvensky, debido a su fama y métodos para mantener la disciplina sus hombres le apodaban Perro Loco.
Rozhestvensky se encontró con una flota rusa anticuada, lenta y con una tripulación mal entrenada y desmoralizada, tal era el caso, que durante unas maniobras preparatorias trataron en vano de dar en un blanco, y el único disparo que llegó en condiciones impactó sobre el barco que remolcaba dicho blanco.
Pero los despropósitos no terminaron con esto, cuando pasaban por aguas británicas, frente al puerto de Hull, fueron avisados por el Almirantazgo inglés que cuatro torpederos, construidos para los japoneses en el Reino Unido, habían sido entregados a sus tripulaciones y se dirigían hacia ellos. En medio de una niebla matutina los rusos divisaron lo que creyeron que eran los torpederos japoneses y abrieron fuego contra ellos, consiguiendo hundir uno de ellos; el problema es que estos no eran los torpederos, sino unos pesqueros ingleses. Este incidente tuvo varias consecuencias, unas jocosas, como la chifla general de los periódicos de medio mundo, y otras no tan graciosas ya que esto supuso el que se negara asistencia a la flota rusa en los puertos neutrales por donde pensaba reabastecerse, y además casi provoca el que la Royal Navy saliera en su busca. A esta aventura se la conoce como el Incidente de Dogger Bank.
Pero como diría Superratón, no se vayan todavía que aún hay más; a su paso por el norte de África uno de sus barcos se enredó con un cable y su capitán ordenó cortarlo, se trataba del cable de comunicaciones entre Tanger y Europa, resultado: cuatro días de incomunicación entre África y Europa.
Más adelante, el buque taller de la flota rusa entabló un singular combate naval, su tripulación disparó más de 300 obuses contra una flota japonesa que resultó ser un pesquero alemán, una goleta francesa y un mercante sueco, parece que en este encuentro no se contabilizaron desgracias personales.
Finalmente el 27 de mayo de 1905 en el estrecho de Tsushima, la flota de Rozhestvensky se encontró con la japonesa, la debacle rusa fue total, toda la flota hundida y la que no, pues capturada.
En el juicio a los responsables, Rozhestvensky salió exonerado de toda responsabilidad, supongo porque el bueno del almirante había recibido una esquirla de metralla en la cabeza al comenzar la batalla que lo dejó inconsciente, el pato lo terminó pagando el Almirante Nikolai Nebogatov que fue al que le quedó el "honor" de rendir lo que quedó de su flota.
Fuentes: www.saber.golwen.com.ar y wikipedia